Todos esos cambios han abierto distintas visiones de los caminos que una institución centenaria como el Córdoba Lawn debe tomar. Aunque hay algo innegociable en esas visiones: el deseo de lo mejor para el club y sus socios.

El próximo 25 de octubre, el Lawn cordobés vivirá un momento importante en su saludable vida institucional: la renovación de autoridades. Y de alguna manera, está en juego esta necesidad permanente de un Club de ajustarse a lo que desea a futuro. Mientras, el tenis cordobés mira expectante el rumbo que tomará su club más emblemático.

Daniela Llupiá es la cabeza visible de una de estas visiones que aspira a consolidar en el Club a futuro. ¿Por qué? “Es mi segunda casa, acá se han criado mis hijos, donde vienen a tomar clases, donde venimos toda la familia a compartir con amigos. Desde que empecé a jugar al tenis a los 7 años en Universitario, el Córdoba Lawn era un referente de tenis en Córdoba, ‘él club de tenis’ y ahora no lo veo desde afuera, ahora lo vivo desde adentro”, cuenta.

Llupiá reconoce que, sobre ser dirigente, “no me lo había planteado nunca. Participando en las reuniones con los socios me lo propusieron y de a poco lo empecé a tomar en serio. Considero muy importante involucrarse en instituciones que sirven a la comunidad”. Ahora “tenemos un proyecto institucional de reforma y modernización. No basta con buenas intenciones”.

La ex tenista se imagina un club “lleno de niños; con torneos internos, nacionales e internacionales, donde el socio disfrute y viva al tenis bien de cerca, muy participativo y abierto”.

Daniela aspira a que todo el que ingrese al club, sienta que “somos una gran familia, creo que eso es lo principal. En general nos conocemos todos. Somos privilegiados de contar con las mejores canchas de Córdoba ubicadas en pleno Parque Sarmiento. El club cuenta además con gimnasio, pileta de verano, frontón, salones, restaurante, cocheras, y escuela para todas las edades”.

Puertas afuera, el rol del Córdoba Lawn ha sido siempre el del estandarte del tenis en Córdoba. Y uno de esos aspectos es “el deporte formativo”. “Creemos que la base de un club sano está en los chicos, en que se formen, se diviertan, aprendan valores. Apoyar el crecimiento de las escuelas de tenis, generar espacios para que todos puedan desarrollarse, sin importar el nivel o la edad. Eso es clave”.

Lo que está claro que los logros no llegan por sólo dos manos, sino por muchas unidas. “No se trata de nombres individuales, sino de un trabajo colectivo. Acá no hay lugar para personalismos. Cada uno aporta desde su lugar. Queremos que los socios se sientan parte, porque este proyecto es de todos”. Y aclara: “el club tiene una enorme historia. Son 110 años de promover el tenis. Acá se vivieron torneos como Copa Davis, con el ascenso al grupo mundial en el 2001, visitas como la de Björn Borg y surgimientos de grandes tenistas”. 

Con esa base, “soñamos con un club cada vez más grande, más abierto, más moderno y más unido”, expresa. “El club es de todos, y la participación activa es fundamental. Hay que escuchar, compartir ideas, dar lugar a comisiones abiertas, trabajar con muchas voces”, concluye.

Luego del 25, gane quien gane, vendrá lo habitual: conocer el estado de situación del club para saber desde dónde partirán las nuevas autoridades. Pero lo más importante es que no se altere el objetivo final de la institución: ser cada vez más grande y moderna, acorde a los tiempos y sin dejar de escribir nuevas páginas para el libro de la historia.  

Después de todo, el Córdoba Lawn es el Córdoba Lawn, porque tuvo esa ambición desde que pusieron el primer ladrillo. Y ya pasó más de un siglo.