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Los depósitos de energía

La energía para nuestras actividades diarias salen de los alimentos. Ellos son el combustible del cuerpo. Así como la nafta se quema en el motor bajo un proceso controlado y brinda la energía necesaria para el movimiento, los alimentos se metabolizan, se queman en el cuerpo y dan energía para la vida y el movimiento Si no hay buena alimentación se compromete la vida y toda actividad física. Los niños desnutridos lo primero que hacen es moverse menos, reírse menos, jugar menos.

Como los autos, el cuerpo tiene tanques de depósito de combustible. El cuerpo humano tiene dos grandes depósitos: el tejido adiposo y los depósitos de hidratos de carbono musculares. El tejido adiposo, ‘tejido graso’ , es un depósito grande, casi ilimitado.

Cuando dormimos, miramos televisión, caminamos o trotamos suave son los lípidos, (las grasas) las que el cuerpo quema para mantener un buen funcionamiento.

En los entrenamientos suaves, aeróbicos, de baja intensidad, prolongados, trote suave, nadar cómodamente, etc. se queman grasas. Quemando grasas los maratonistas y triatletas pueden mantener varias horas de ejercicio.

Corredores de ultraresistencia pueden correr durante 6 a 8 días seguidos, 30 ó más kilómetros por día.

Los depósitos de carbohidratos musculares son el otro depósito de combustible del cuerpo. Están dentro del músculo y es limitado. Se vacía y hay que cuidarlo. En los entrenamientos intensos, en piques y carreras de mediana a alta intensidad se utilizan carbohidratos musculares. En todos los esfuerzos intensos continuos o intervalados se utilizan predominantemente carbohidratos, al igual que en los entrenamientos de sobrecarga y pesas, o en los deportes de conjunto.

EL VACIAMIENTO CRÓNICO Y REPETITIVO DE LOS DEPOSITOS DE CARBOHIDRATOS MUSCULARES SON LA PRINCIPAL CAUSA DE FATIGA, CANSANCIO Y PERDIDA DE RENDIMIENTO FISICO QUE MUCHAS VECES PUEDE LLEVAR A LA DESERCIÓN DEPORTIVA

Historias de la alimentación

Un ejemplo diferente muestra la importancia de los hidratos de carbono en la capacidad de rendimiento constante. Los legionarios romanos exigían para comer durante las largas marchas puré de cereales y se negaban a ingerir carnes. También hoy en día la carne y los cereales son alimentos que representan a las proteínas (fortaleza) y a los hidratos de carbono (resistencia).

No obstante la ciencia de la alimentación deportiva moderna ha demostrado que la eficacia no radica en ingerir hidratos de carbono o proteínas (pastas o un bistec), sino más bien en la correcta combinación de los alimentos ricos en hidratos de carbono y en proteínas. A modo sencillo podríamos decir: los hidratos de carbono para la energía, las proteínas de la carne y de otros productos alimenticios ricos en proteínas para la fuerza, es decir, para la reconstrucción muscular. Sin embargo, no debemos olvidar que la energía necesaria para el entrenamiento procede obligatoriamente de los hidratos de carbono de los alimentos. Las proteínas son demasiado valiosas para ser gastadas como fuente de energía y esto no sería, desde el punto de vista metabólico, nada económico.

Los programas de alimentación que activan el buen estado de forma del organismo desde dentro no han sido concebidos tan solo para los deportistas de alto rendimiento y los profesionales. El deporte y el juego en el tiempo libre proporcionan un mayor placer si el cuerpo está mejor preparado desde el punto de vista nutricional.

No en vano, mejora el rendimiento en el trabajo y el bienestar diario, cuando se practica un deporte determinado combinado con una dieta inteligente. Además el sistema de defensas del cuerpo se fortalece. No sólo los tenistas y ciclistas profesionales se benefician de esta gasolina para los músculos, sino también aquellos que hacen trabajar al máximo su cerebro y están en constante estrés, y aquellos que participan en reuniones de trabajo maratonianas. Con la fuente de energía proporcionada por los hidratos de carbono pueden trabajar mejor tanto los músculos como el cerebro y el sistema nervioso.

La necesidad energética es, sin duda alguna, mucho mayor en aquellos que trabajan físicamente que en aquellos que lo hacen con la cabeza. Así, mientras que el número correcto de kilocalorías para un cuerpo que no realiza trabajos físicos pesados es de 2000 a 2400, el número de kilocalorías para el cuerpo de un deportista es de 3000 a 4000. En casos extremos de consumo de energía, como por ejemplo durante las carreras ciclistas por etapas, la cantidad de kilocalorías a aportar al cuerpo llega a superar las 6000.

La necesidad del aporte de energía individual se calcula de acuerdo al factor base y al factor rendimiento. Existen muchas tablas y fórmulas para este cálculo. Éstas sirven sin embargo, tan solo a nivel orientativo.

Esta es una manera:

De 18-30 años: 14.7 x peso + 496= factor base.
De 31-60 años:8.7 x peso + 829= factor base.

Para obtener la cantidad total necesaria ha de multiplicar su factor base por el factor correspondiente a la actividad que desempeñe.

TRABAJADOR INTELECTUAL:
Cantidad de calorías recomendadas: Factor base x 1.4

RELATIVAMENTE ACTIVO
Cantidad de calorías recomendada: Factor base x 1.7

MUY ACTIVO
Cantidad de calorías recomendada: Factor base x 2.0


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