Entre sus expectativas, todos los meses los jugadores del Club Ajedrez Pensado tienen dos en particular: la primera, saber en qué categoría de qué torneo, la picada árabe del Restaurante Emir estará en juego como premio; y la segunda, tratar de ganar el torneo para seguir disfrutando de la victoria con la familia o amigos.

El restaurante Emir lleva ya muchos años en Córdoba. En 1963 fue fundado el primer restaurante por Don Héctor Hitt, y tras cerrar el local, su hijo Sergio reabrió en barrio Cofico, donde recibe a sus clientes desde hace 25 años.

La amistad de más de 40 años entre Sergio y Luis Díaz, jugador profesional y miembro de la Comisión Directiva del Club Ajedrez Pensado, derivó en este apoyo que hoy los jugadores esperan con algo de ansiedad.

-¿Por qué apoyar el ajedrez, Sergio?
-Porque admiro el juego. Conocí muchísimas personas que lo practican en el Audax Córdoba, y considero que son personas que tienen un plus. Son más tranquilas, más pausadas, más procesadoras de todo, no actúan fuera de contexto, todo pensado, todo estudiado, como tendríamos que ser todos en la vida. Antes de decir algo estudian el movimiento y la respuesta del adversario. “También por la amistad que nos une con Luis Díaz, que es de la Comisión del Club. Me convenció, no le costó mucho, y también es por él”, agregó.

-Vas a tener que pedirle a Luis que te dé unas clases.
-Conozco los movimientos pero no le voy a poder ganar nunca, así que no lo voy a intentar tampoco (risas).

-Luis, ¿por qué esta propuesta a Emir?
-Nos hacía falta un espónsor para los torneos durante el año. Se lo propuse a Sergio, tuve una respuesta positiva y nos apoya con una picada "Bin" para los ganadores de los torneos que hacemos mensualmente. ¿Qué mejor que dar como premio un momento tan cálido como un almuerzo o una cena, por haber hecho el esfuerzo de haber ganado un torneo?

“En el Club Ajedrez Pensado están enloquecidos -cuenta Luis Díaz-. Todos los meses esperan el torneo para llevarse la picada, hay un entusiasmo tremendo. Y la CD también. Este aporte mensual nos ayudó a promocionar los torneos, y estamos hablando para que el año que viene tengamos el mismo cronograma de premios”.

EL AJEDREZ DE LA VIDA DIARIA

De alguna manera, en una actividad como el ajedrez se refleja una manera de ver la vida, los valores y la toma de decisiones para afrontarla.

¿En qué se identifican Emir y Sergio Hitt con el juego del ajedrez? “Todo en la vida es una estrategia, hasta en una cocina. Es movimiento por movimiento, tiempo al tiempo, paso a paso, y se debe respetar cada uno de los movimientos. En la vida deberíamos ser así pero es difícil, los tiempos a veces te corren”, justifica.

En lo personal, “ahora, con más experiencia, soy más pensante. Son muchos años en gastronomía. Pero en un momento era sacarme la pelota de encima, ahora tengo más experiencia y tomo decisiones más medidas. Aprendí bastante, cometiendo errores. No tuve la suerte de trabajar en un gran restaurante, del que salís sabiendo. Me hice como me llevó la partida. Ahora trabajo muy bien, y hay una clientela de muchos años y muy fiel, pero llevó su tiempo”.

-Y según tu mirada, Luis, ¿qué tipo de ajedrecista sería Sergio?
-Hay algo muy importante en el ajedrez que es poder calcular bien los movimientos. Sergio los calcula bien en su negocio y lo lleva muy bien. Es una persona muy confiable que ha sabido defenderse de todos los “jaques” económicos de este país y sigue adelante con su negocio. Por otro lado, me llamó la atención de que son muy unidos como familia, y se ayudan mutuamente. Es como el ajedrez en el que las piezas se mueven en conjunto con un fin.

Sergio, de 54 años y descendiente de libaneses, se define como “gastronómico por naturaleza”, y está en el rubro desde que “tenía 12 años y trabajaba con mi viejo en el club Audax Córdoba. Ahí vi muchas partidas de ajedrez”.

Padre de dos hijos, recuerda a Máximo Ramadán, referente del Club Audax y del ajedrez cordobés por los ’80 (fue el primer cordobés en competir en el extranjero, en Porto Alegre, Brasil); y también resalta a Faustino Oro, la reciente gran aparición de los tableros argentinos, de sólo 12 años.

Está claro que no mueve sus piezas sobre un tablero, sino en cada decisión y en cada día en su restaurante, desde hace ya 25 años. Está orgulloso y hace su jugada: “rescato de EMIR la relación precio-calidad, no tengo dudas, y te recomiendo todos los platos, aunque la picada árabe sería el caballito de batalla”.

Sergio Hitt no lo reconoce, pero sería un muy buen jugador de ajedrez.

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