AJEDREZ: "Si no jugara y socializara, estaría en mi casa sin estimular mi mente" (Ariel Morales, jugador del Club de Ajedrez Pensado)

Ariel Morales tiene 39 años, es fonoaudiólogo, y apasionado por el ajedrez, acaba de clasificar al Torneo de Campeones Elo 1500 del Club de Ajedrez Pensado. Casi todas las semanas, “cuando tengo muchas ganas de jugar voy a Córdoba”.
Cada vez que las ganas de jugar lo movilizan, se traslada en silla de ruedas hasta la parada de colectivos, y se viene para disfrutar de los tableros y la compañía en el Club. Su discapacidad es de nacimiento (mielomeningocele), pero eso no le ha impedido desarrollarse como profesional (trabaja en dos centros de rehabilitación) y deportista.
“He pasado por distintas actividades, y a cada le tomaba una cierta pasión y cariño. Hice básquet en silla de ruedas, ajedrez, distintas actividades que me hicieron crecer, aprender. A cada actividad le encontraba un lindo sentido”, cuenta.
“Hice esos dos deportes como competitivos, perteneciendo a alguna Liga o club”, aclara quien fuera dos veces campeón nacional de básquet en silla con Sica. Y agrega: “Me hiciste acordar que cuando era chico era arquero. Fue una etapa de mi infancia hermosa. En el fútbol me hacían participar aun con mi discapacidad, así que no puedo dejarlo de lado. Me mandaban al arco y me encantaba”.
Ariel vivió el deporte de manera intensa. “A esa edad no me daba cuenta si era integración o no. Con esa edad disfrutaba, me reía, competía, quería ser mejor como arquero, y no me daba cuenta si tenía una limitación. Después uno va madurando y se da cuenta de la condición que tengo, pero los límites se pueden ir superando”, destacó.
Y llegaron los tableros
“El ajedrez me produce un entusiasmo lindo. Me gusta mucho, me divierte, me saca de la rutina de la semana, me gusta pensar, podés crear. Me encanta, aparte compartís con personas en el club. Viajar no me molesta, estoy acostumbrado y siento mi independencia y mi libertad para hacer mis cosas. Me pone contento tan solo viajar un kilómetro por mí mismo”, resalta.
Sobre el juego, dice que “el ajedrez es muy amplio. Hasta te digo más, en un momento de la vida ha sido mi refugio. Quizá venís con una preocupación en la mente y sólo me concentro en jugar al ajedrez, en querer vencer al otro, en volcar cosas que aprendí. Me tranquiliza, me hace tener esa competencia con el otro y te enfocás en eso”.
Admirador de Capablanca y Bobby Fisher, Ariel se siente cómodo en el Club de Ajedrez Pensado: “me gusta mucho, es un entorno conocido, de mucha cordialidad. También se aprende mucho jugando con el otro. Es muy importante socializar. De otra manera estaría en mi casa sin hacer casi nada, sin estimular mi mente, mi cuerpo, y me perjudicaría”.
“Como jugador tengo mis momentos, en mi nivel tengo altibajos. No soy tan miedoso cuando ataco, me gusta crear, o improvisar en el ataque. Debe ser porque no soy tan paciente. En el ajedrez hay que ser paciente, y ser posicional me desespera un poco”, cuenta.
-Que hayas tenido logros, tiene un efecto “sanador” también en tu familia.
-Me ha pasado desde muy chico de obtener logros para demostrarle a la familia, y a la gente que piensa que es una limitación, que podía. Después me di cuenta que esos logros son propios. Como querés a tus familiares, me gustaba demostrarles que los tuve. Eso no se verbaliza, pero sí se traduce a esas acciones para que te vean. Después esos logros fueron míos y ese tema está sanado.
-¿Qué te gustaría lograr en el ajedrez?
-En el ajedrez siempre tengo un objetivo a corto plazo. Ahora que me fue bien en el torneo me gustaría ganar el torneo de Campeones de fin de año, crecer en el Elo, pero principalmente quisiera mejorar, después lo otro puede venir solo. Y sino, está todo bien.
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