El periódico The Observer, la edición dominical del diario inglés The Guardian, publicó en 2004 la lista de los eventos deportivos imperdibles a nivel mundial, y entre ellos hay uno del deporte argentino que es ineludible: el Clásico de la pasión más grande de los argentinos, Boca-River, y si se me permite, en La Bombonera.

Para los amantes del golf, la recomendación de Nick Faldo fue tratar de conseguir una ubicación en la ladera del “Amen corner” del Masters de Augusta, donde están los hoyos 11, 12 y 13. Según Faldo, es “el” lugar por tres razones: su belleza, su importancia (allí suelen definirse los torneos) y cuestiones técnicas del deporte (los jugadores están más nerviosos). El Master de Augusta es "ÉL" torneo del golf mundial, donde alguna vez se consagró el cordobés Ángel Cabrera. 

Por el tenis, no hay otro espectáculo mayor que "mirar tenis en la cancha central de Wimbledon", y para los seguidores del atletismo, "ser testigo de la final olímpica de los 100 metros". 

Algo lejano para el paladar de la mayoría de los argentinos, se incluye "esquiar en Hahnenkamm, una de las bajadas más peligrosas del mundo, con ambulancias al pie de la montaña, en Kitzbühel, Austria". 

Los más memoriosos de la época dorada del boxeo argentino, coincidirán que un sueño sería ver "una pelea de boxeo en el Madison Square Garden". 

Otro evento alejado de estos lados es el Cricket. Todos los 26 de diciembre se juega un partido llamado The Boxing Day que enfrenta a la selección de Australia con un rival a elección. Nunca hay menos de 65 mil personas.

La décima es un deporte un poco más conocido: el skeleton, que es tirarse en un trineo boca abajo por una pista con forma de tubo. Es una posibilidad remota, ya que es la carrera de la Cresta en Saint Moritz, en Suiza, un club exclusivo.

De las 40 restantes, sobresalen hacer bolsa en un mítico gimnasio de boxeo de Detroit (el Kronk Gym), correr la maratón de Nueva York, lanzarse en bungee jumping, hacer buceo en Belice, pagar miles de dólares para ver a Los Ángeles Lakers en primera fila, jugar al polo sobre elefantes en Nepal, participar en una carrera de camellos en Egipto, ver lucha de sumo en Japón, mirar las 500 millas de Indianápolis o presenciar la final del campeonato de hurling en Irlanda.

No parece haber un criterio unificado, ya que algunos son raros y otros tienen el lugar ganado en la consideración mundial. Para los argentinos, haber vivido la final del Mundial de Fútbol 2022 en Qatar fue seguramente el hecho deportivo de excepción en sus vidas, un evento que reunió un montón de condimentos impensados.