SANTIAGO ESCUDERO, profesor de tenis: "Soñando en grande, sería chévere que de Gualaquiza salga algún tenista"

Gualaquiza es una pequeña ciudad de 17 mil habitantes de la provincia de Morona Santiago, al sur de Ecuador, a unas 12 horas de Quito. Allí, en un clima subtropical, cálido húmedo, con terrenos fértiles y ríos cristalinos, es un polo que podría considerarse turístico por la cercanía con el Amazonas.

Apenas recibido de médico, en 2010, Santiago Escudero dejó las comodidades de Quito para cumplir con su año rural y, si bien regresó para terminar su especialidad en clínica médica, tomó la decisión ocho años más tarde (2018) de radicarse con su familia buscando alejarse del ritmo vertiginoso de las grandes urbes y vivir en la tranquilidad.

En su valija llevó unas raquetas y los recuerdos de tenis, un deporte que lo apasiona y que había practicado de niño. “Desde los 11 años aprendí a jugar al tenis. Jugué algunos torneos de sub 12 a sub 18, y si bien me gustaba, no era tan bueno. Entré a la Universidad y le hice una pausa larga, pero cuando ya me recibí de médico y tuve más tiempo, lo retomé como aficionado, a los 24 años”, cuenta.

SANTIAGO ESCUDERO ES LA PRUEBA DEL ALCANCE DE LA PLATAFORMA CER. EN UN PUEBLO DE LA SELVA ECUATORIANA, ESTUDIÓ PARA SER PROFESOR DE TENIS ONLINE

Eso sí, jamás imaginó que, por esas cosas del destino, iba a “dar clases de tenis. Lo retomé con la intención de jugar con amigos, de vez en cuando contrataba un profesor, y jugué algunos torneos cada tanto. Nunca pensé en ser profesor. Cuando llegué a Gualaquiza venía jugando torneos y pero acá no había canchas de tenis”. 

Santiago sigue su relato: “pensé en hacer una, pero lleva bastante dinero. Como trabajo en un hospital público y hay pocos especialistas, y somos bastante conocidos, me hice amigo de la gente, del alcalde, los concejales, y en diciembre del 2023, con mi cuñado, pensamos en pedirle al Municipio. Había una de básquet que no se usaba mucho, con las medidas reglamentarias, nos la concedieron y en febrero la habilitamos”.

Claro que era solo el primer requisito. “Ahora teníamos la cancha, pero no con quién jugar. Así que me decidí a dar clases, porque alguien tiene que aprender para poder jugar (sonríe). Ahí vi la opción de aprender. Mi profesor, David Tipán, se había graduado de la EAPT, con la opción online por la plataforma de Capacitación Entre Ríos (CER). Comencé a hacer la promoción de redes sociales, creamos un club de tenis que no era club, sólo una página en Facebook (el Gualaquiza Tenis Club) y tuvo bastante acogida”, recuerda Santiago.

El médico-profesor se equipó con raquetas y pelotas “para que los alumnos no hagan un gasto significativo. El costo para que aprendan es económico, para que se enganchen y no dejen”.
Comparado, cobra 15 dólares el mes, el 10 por ciento de lo que costaría tomar clases en Quito. “Mi intención no es vivir de dar clases, sino tratar de hacer más masivo al deporte. Apunto a que la gente se dé cuenta de que es un deporte que puede ser accesible a todos; y que las autoridades tomen la posta y contraten a un profesor de tenis”.

-¿Qué crees que les puede enseñar el tenis?
-Cuando lo hice no había tenis acá, y otra razón es que es el deporte que más me gusta. Y sabiendo la cuestión médica, es uno de los deportes más completos. No sólo es la cuestión física, en la que se cansan jugando, también exige coordinación ocular-mano, espacial, es super completo. Y en lo mental, ayuda a controlar las emociones, a superarte, a esforzarte.

-¿Pudiste formarte bien a través de la plataforma CER?
-Me gusta, más que nada porque uno va al ritmo que uno puede. La plataforma es buena y uno aprende mucho de los que dicen los profesores. Claro que me gustaría la posibilidad de tener alguna interacción práctica, tal vez ir a Argentina. 

-Por tu profesión podrías dedicarte a la medicina del deporte.
-Lo he pensado, me parece una buena especialidad y no hay mucho en Ecuador. Pero implicaría salir de esta ciudad a una grande y empezar de nuevo. Mi objetivo es estar un poco más en familia, más tranquilo, porque vivía en un ritmo muy acelerado.

-¿Te ven más como el médico que enseña tenis, o el profesor que es médico?
-Lo que me motiva es ser pionero del tenis en un área alejada, donde no existía este deporte. Hacer lo que estoy haciendo en Quito o Guayaquil no tendría mérito, pero aquí sí. Podría decirse que soy un médico pionero en implementar el tenis en Gualaquiza, en la selva amazónica.

De hecho, Santiago aspira a “motivar a los niños para llevarlos a Cuenca (a tres horas) porque ahí hay muchos torneos. Mi objetivo es llevarlos, que se muestren. Allá los clubes más tradicionales tal vez le echen un ojo y los inviten a entrenar”.

-¿Cómo te gustaría ver este proyecto de acá a 10 años?
-Me dejaría contento tener un espacio exclusivo de tenis, un club, que puede ser público o privado. Pero siendo realistas es difícil porque la población es pequeña. También que haya mucha gente a la que le guste jugar tenis, tener a quien llamar porque ahora casi no tengo con quién. Y ya soñando en grande, que por acá salga algún tenista, eso sería chévere.

Como médico, ya es una de las personalidades del pueblo, junto con el alcalde, los profesores de las escuelas y el cura. Pero tal vez, en un futuro, esta semilla que está sembrando tenga un resultado que va más allá de lo que hoy se imagina. Entonces será recordado como alguien que instaló el tenis en un remoto pueblo en un rincón del Amazonas.


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