DORA ROMERO: La campeona mundial +80 de tenis que se siente de 30 y dejó su huella en el Córdoba Lawn

Dora Romero, riocuartense de nacimiento, es toda una personalidad en el círculo chico del tenis argentino. Y lo es por su carisma, sencillez y don de buena gente, rasgos que trasluce aun hoy, a los 84 años, mientras sigue jugando dos veces por semana y en los torneos ITF de Buenos Aires.

Pero a ese aura, le dio un toque deportivo de excepción: en 2019 se consagró campeona del mundo +80, en los Campeonatos Mundiales Senior ITF disputados en Umag (Croacia)

Con sus compañeras de equipo, Irene Bonfante, Rosa Gema Bare y Viviana Flint, fueron “las primeras tenistas argentinas en consagrarse campeonas mundiales por equipos”. 

-¿Cuál es el secreto para seguir tan vigente, Dora?
-No sé, mi padre ha sido muy buen deportista, tengo los genes de mi papá. En Santiago (del Estero) son todas jóvenes, y soy la única vieja. Sí, juego con las chicas jóvenes. Juego desde los 14 y en diciembre cumplo los 85. 

Su carrera es sobresaliente. En octubre del 2022 fue la número 3 del mundo (actualmente está 14), y domina las categorías seniors desde que jugaba en +65, hace nada menos que dos décadas. “Me encanta el tenis, cada día lo juego con más ganas”, confiesa.

-¿Qué tan importante fue el Córdoba Lawn en tu trayectoria?
-El Lawn me ayudó mucho en todo, en muchas cosas. Con el Lawn tengo un recuerdo muy grande, excelentes amigos, pude dar clases ahí, hasta que me vine a vivir a Santiago. Me hubiese gustado ir a los campeonatos de Córdoba, pero en la categoría mía no hay (jugadoras) y tengo que “bajar”. Puedo jugar en +70 porque en Santiago juego con chicas de 30, pero no sé si el físico me dará en un campeonato.

-Tenés una vida atravesada por el tenis.
-El tenis para mí ha sido todo. Yo perdí una nena de 7 años y estuve más de 8 años sin jugar, hasta que Marcos Aguinis me fue a buscar a casa, me sacó y ahí volví a jugar al tenis. Después murió mi marido, y con el tiempo volví a estar en pareja con mi primer novio, ¡después de 40 años! Él vivía en Santiago, así que me vine en el 98 y desde ahí estuvimos juntos. Hace tres años falleció y volví al jugar al tenis con todo.

-¿Con todo?
-Te lo juro por Dios que, por dentro, me parece que no tengo los 84 años, casi 85. Me parece que soy joven de toda la vida. 

-El tenis tiene mucho que ver.
-Sí, exactamente. Tengo amigas que me reciben en Buenos Aires, haces una amistad que no te vas a olvidar nunca. Es que, si me quedo quieta en el departamento y no salgo, no salgo más. En cambio, con el tenis voy dos veces por semana a jugar en el Lawn Tenis de Santiago.

-¿Cómo incidió en tu vida ser campeona mundial?
-Hasta hace poco no podía creerlo. La gente me felicitaba, me hacían homenajes. Hasta Norma Baylon me presentaba a un señor como “la campeona mundial”.

-¿Esa fue tu mayor alegría en el tenis?
-Eso fue lo mejor. El otro día jugamos un torneo de la ITF en el Buenos Aires Lawn Tenis, y en la entrega de premios se paró el público a ovacionarme. Se me cayeron las lágrimas, eso nunca lo había sentido. Se pusieron de pie, fue algo maravilloso para mí. ¡Lo que te deja el deporte!

-Esa reacción no parece ser sólo porque ganaste el Mundial.
-No me quiero agrandar, pero siento el cariño de la gente a dónde voy. Hasta los muchachos jóvenes me saludan. Yo he sido así, soy así y voy a morir así.

EN SEPTIEMBRE EL CLUB DE TENISTAS VETERANAS DE CÓRDOBA PONDRÁ UNA COPA EN HONOR A DORA ROMERO, Y OTRA EN HOMENAJE A TETÉ BANUS, EN UN TORNEO A DISPUTARSE EN VILLA MARÍA ENTRE EL 21 Y 24 DE ESE MES

-¿Te queda algo pendiente en el tenis?
-Una final cuando tenía como 40 años, en el Tenis Club Argentino. Había ganado el primer set, perdí el segundo e iba 5-2, 40-15, y ¡lo perdí con Paquita Gaspar, una jugadora del Club. Eso me dolió y lo recuerdo aun hoy (risas). Pero tuve revancha. Después nunca más paso.

-¿Cómo sos como jugadora?
-Hasta el día de hoy soy corredora y me gusta pegar fuerte con el drive, y juego mucho con slice de revés. Se creen que no corro pero corro todo y llego todavía (risas). Voy a jugar al tenis hasta que Dios me diga basta con las piernas.

Dora sorprende cuando se le pregunta por tres jugadoras que le hayan gustado y tira nombres de actualidad. “Coco Gauff y la polaca Iga Swiatek. De antes lo vi a McEnroe, Lendl, Connors. A Gaby Sabatini la conocía desde los 7 años porque jugaba los Interclubes para River y ella estaba en el frontón. Verla jugar a (Martina) Navratilova era extraordinario, y a Steffi Graf. También a Norma Baylon, y de ahora, Julia Riera me gusta mucho”, cuenta.  


El amplio espectro de jugadores que describe habla de una vida entera de tenis. “En Córdoba las conocí a ‘la Coca’ Olivetti, Ana María Bocio, y Alcira Minasoli. Nací en el 39, y antes el tenis no era profesional, así que fui número 1 de Córdoba y jugué Interclubes en Buenos Aires. Un chileno me quiso traer a Buenos Aires para que empezara a competir pero no me dejaron mis padres”, recordó.

-Tomás el tenis con mucho compromiso, ¿jugando sos así de tranquila?
-Siempre entro a a cancha y por dentro me digo, “acá tengo que ganar, tengo que ganar”. Puedo perder como cualquier ser humano, porque se gana y se pierde en la vida, pero soy competitiva, no me gusta perder, para nada.

-De nuevo Dora, ¿cuál es el secreto?
-Lo principal es tener la constancia en el entrenamiento, la tranquilidad para jugar, que la cabeza esté en el tenis. Si tu mente no está bien en el tenis, tu cuerpo no rinde. Le doy gracias a Dios que puedo estar en una cancha de tenis todavía. Me siento como si tuviese 30 años, no siento los 84.


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