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GOLF: “Es un honor que me dejen representar a El Potrerillo” (Julieta Oviedo, número 1 de Córdoba)

GOLF: “Es un honor que me dejen representar a El Potrerillo” (Julieta Oviedo, número 1 de Córdoba)

En octubre de 2019, el equipo femenino de la Federación de Golf de la Provincia de Córdoba era pura ilusión en el campo del Club Palihue de Bahía Blanca, donde disputaría el 29° Torneo Interfederativo de Golf de Menores y Juveniles. Su principal jugadora, Julieta Oviedo, se lesionó en el día de práctica y el panorama se puso negro. Pero la golfista que defiende los colores de El Potrerillo de Larreta decidió jugar igual, en un pie. Y con una buena actuación en conjunto, Córdoba (Oviedo, Antonella Periotti Omisolo y Luciana Ossola) recuperó la Copa a 25 años de su última consagración.

Y no sólo eso. Pese a estar lesionada, Julieta quedó segunda en la posición individual, detrás de Catalina Rendo (Federación Mar y Sierras).

Estos hechos pintan a un deportista. Más allá de las copas y los títulos, sobreponerse a las situaciones adversas hablan de carácter y ambiciones. Eso demostró en el Interfederativo, y lo sigue demostrando: es la jugadora de la FGPC mejor ubicada en el Ranking Nacional de Aficionadas (12ª).

“Me encantaría hacerme profesional. Es mi sueño de chiquita y ahora estoy empezando a ver para ir a una universidad en Estados Unidos y así seguir jugando al golf. Después de recibirme me haría profesional”, confiesa la jugadora de 16 años (el 29 de este mes cumple 17), que cursa 5° año en un colegio de doble escolaridad. Claro que sus chances dependen de “la práctica, de los resultados, de conseguir las invitaciones. He hablado con chicos de acá que han ido a las universidades y el nivel es difícil, no muchos llegan”.

Su carrera comenzó como la de muchos otros chicos, en los torneos de menores de la FGPC. “Mi papá Gustavo fue caddie, aspirante a profesional, y él me inculcó el golf desde chiquita. Empecé a los tres años con unos palos de plástico, y a los 10 años empecé a jugar torneos para chicos. Me fue bien y pasé a los Nacionales; siempre con mi papá al lado, que es el que juega, y mi mamá Cristina, que nos acompaña siempre”, valora. Con los años y la experiencia, pasó “a jugar otro tipo de torneos como los de El Potrerillo, los Abiertos, torneo por invitación a Rosario, a Sierra de los Padres”. Incluso ya cruzó las fronteras y terminó entre los top-10 en torneos de Brasil y Chile.

Cuando los buenos resultados se hicieron más frecuentes, su papá la llevó con el profesor “Güenchi” Romero cuando tenía 11 años, y hace un par de años empezó a entrenar con Fernando Griffa. “La verdad es que con ‘Fer’ cambié muchas cosas en el swing, tuve varias correcciones en el movimiento”, y los resultados se cristalizaron porque “ahora empecé a entrenar más, a jugar más, a practicar más. Este un nivel más alto y las competidoras tienen otro nivel”, reflexiona.

Si no ha llegado a más, Julieta considera que “todavía me falta un poco más de tiempo, porque voy a una escuela de doble escolaridad y no me dan los tiempos para practicar todos los días. A veces tengo clases hasta las 17 y en invierno es de noche”.

A la hora de definirse como jugadora, la juvenil de Alta Gracia se considera “muy tranquila jugando, tengo mucha tranquilidad, pienso que si hago un mal tiro puedo recuperarme, no soy de enorjarme. Eso no es parte de mí, trato de mantener la calma. Con la experiencia aprendí que no sirve enojarme”. Claro que sabe que debe mejorar: “Algunas cosas de mi swing, y no ser tan ansiosa. Pego un tiro y ya voy a ver qué voy a hacer con ese tiro, estoy prendida en el juego. Está bien, pero debo no dejarme llevar”.

Muchas de sus alegrías y logros se sustentan en una sana relación con El Potrerillo de Larreta, el club al que representa y con el que ha ganado tres torneos Interclubes provinciales, y en su campo la Copa Challenger de El Potrerillo, el Abierto de El Potrerillo y la Copa Josefina Anchorena, dos veces cada una.

“Soy muy afortunada de estar en ese club, y es un honor que me dejen representar al club. El Potrerillo es una cancha muy linda, muy desafiante, tiene unos hoyos espectaculares. Para mí es la mejor cancha de Córdoba y de Argentina, lejos. He jugado en un montón de canchas, pero la vista que tiene El Potrerillo es espectacular, especialmente los hoyos seis y siete; mi favorito es el 7”, resume. La conoce tanto, que implica alguna ventaja cuando compite en ella.

Sueña con ser profesional, y en su escala de torneos le gustaría ganar el Internacional de La Cumbre “que me quedó pendiente” (aunque sí lo ganó por equipos con Joaquín Córdoba); “algún Nacional de la AAG”; y “algún torneo de la USGA”, el circuito promocional de Estados Unidos donde ya sacó puntos para su ranking. Julieta sueña, y está visto que es de esas jugadoras que, como lo demostró en el Interfederativo de Bahía Blanca en octubre pasado, las adversidades no la van a detener así nomás. 

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