Tras pulir los detalles de la implementación, 140 chicos de 1° y 4° Año del nivel secundario asistieron diariamente al campo de camino a Alta Gracia para aprender a jugar.

“Se abrió el club porque El Potrerillo cree en las políticas de apertura del golf”, expresa Mauricio Testoni, el profesor encargado de instruir a los chicos en un deporte que ya forma parte de la currícula del Instituto. “Se ha incluido dentro de la currícula la materia Golf, en un colegio con orientación en educación física. Asistieron chicos durante todo el 2019 para tomar lecciones de golf”, agregó Mauricio, quien fue el encargado de enseñarles los aspectos técnicos del juego con palos y pelotas provistos por El Potrerillo.

En el Instituto hay dos personas responsables del área de profesores de educación física: Paula Iglesias y Andrés Zacarelli, quienes coordinaron desde el colegio las acciones realizadas.

“El proyecto surgió por una necesidad del ciclo de orientación de actividad física, con el objetivo de incorporar deportes que tal vez no sean tan accesibles, en cierto modo, y que los alumnos tengan la posibilidad de vivenciar nuevas experiencias”, aclara Andrés. 

“El Potrerillo es el marco ideal, es un lugar realmente increíble, paradisíaco, dónde nos recibieron y trataron de manera excelente. Este año (2019) fue una prueba piloto. Trabajamos en conjunto con el profesor Testoni en la planificación y la elaboración del proyecto. Se dividió en diferentes etapas: una de adaptación, dónde recorrimos en diferentes ocasiones la cancha, con observaciones y estudio del reglamento; una segunda etapa de acondicionamiento con iniciación, técnica del golpe y juegos; y una tercera etapa con refuerzo de técnica y salidas a la cancha, en una mini cancha adaptada, dónde los alumnos vivenciaron el formato de juego, con mini torneos y juegos”, explicó.

Para Paula Iglesias, “les brindamos a los estudiantes la posibilidad de vivenciar este deporte, el cual está categorizado como un deporte de élite; les hicimos ver que no es así, que está al alcance”. 

También valoró otros aportes: “desde la salud fue brindar una herramienta más para combatir el sedentarismo que hoy se observa por el uso excesivo de la tecnología; como todo deporte brinda muchos valores; y la práctica del golf ayuda a la concentración y al desarrollo de la mente ya que el estudiante, en el momento del juego, debe abstraerse de lo que ocurre a su alrededor despertando así su creatividad y la resolución de problema que luego va poder aplicar en otros  aspectos”. 

Finalmente, Paula destaca que “la práctica del golf ayudó en la autoestima de los estudiantes ya que cada clase ellos podían observar los avances, lo que incentiva la superación propia y a desarrollar la tolerancia. Los estudiantes pudieron descubrir otro espacio de sociabilización, con la creación o consolidación de lazos entre ellos; y se dio la integración de dos espacios diferentes de la comunidad, donde a veces se establecen barreras sociales”.

La temporada se cerró con una cuarta etapa de salidas a cancha oficial, jugando sólo algunos hoyos y un torneo final de cierre intercursos. A partir de esta experiencia, es posible constituir una escuadra estable que juegue golf, con aquellos chicos que han manifestado condiciones o sus preferencias por practicar este deporte.

“La idea busca ampliar el abanico y tener impacto en los jóvenes y en la comunidad”, aseguró Testoni. El proyecto “funcionó bárbaro y varios chicos ya quieren seguir jugando al golf. Para nosotros fue un éxito, porque logramos la apertura y la desmitificación del golf como un deporte exclusivo”.