MILAGROS BRIZZI: La Dama del ajedrez en su infinito mundo de combinaciones

Por Fabián Sacarelli (*). Ella mira el tablero y se abstrae. El entorno se cierra a su alrededor y sólo ve la transparencia de un mundo de 32 piezas, 64 casilleros y sus millones de posibilidades. Un universo que fue desentrañando desde muy chica, y que hoy es un espacio cuadriculado en el que se mueve con soltura.
Milagros Brizzi tiene 24 años, es Maestra Internacional desde los 18 (en su momento la argentina más joven en serlo), forma parte del Club Ajedrez Pensado, y su trabajo es enseñar ajedrez. Es una de las principales referentes de la actividad en Córdoba y el país.
¿Qué es el ajedrez para vos, Mily? “Atraviesa toda mi vida, hago cualquier movimiento y el ajedrez está. Es mi pasión. Trabajo con el ajedrez, doy clases, he dado clases en millones de lugares diferentes”, cuenta. “Además, el ajedrez me abrió un montón de puertas, tengo amigos en muchos lugares y se hace más fácil viajar. He conocido un montón de lugares. En mi casa fui la primera que viajé en avión y salí del país. Eso me encanta”.
E4 C5: la primera jugada
“Empecé en el ajedrez en el Sindicato Luz y Fuerza, a los 9 años. Fue de casualidad. Mi hermano había ido a una colonia de vacaciones y vio jugar a alguien y le gustó. Siendo muy chicos nos mandaron a anotarnos ‘para hacer algo’; averiguamos en el Sindicato y había ajedrez. A las dos semanas empezamos a jugar y nos gustó”, rememora.
Serían los primeros pasos de Mili en un mundo que empezó a descifrar desde muy temprano. “En el primer torneo mi hermano ganó una medallita (salió quinto) y eso nos motivó. Fue en 2005 y tenía 9”, destaca. Sería el prólogo de sus logros más destacados.
Cf3 e6: logros, fronteras afuera
Si uno repasa su historial, hay trofeos por cuatro campeonatos Nacionales promocionales y juveniles, dos Sub 16, uno Sub 18 y uno Sub 20. Fue campeona de ajedrez rápido, y ganó dos Sudamericanos, uno Sub 16 y otro 18, los dos en Bolivia.
“En el último conseguí el título de Maestra Internacional. En ese momento, con 18 años, fui la más joven argentina en alcanzarlo. Después me superó una chica de San Luis, pero para mí sigue siendo un logro muy importante”, rescata. Y agrega: “En su momento, cuando lo gané, no dimensioné el logro. Pero después, a los años, me di cuenta de lo que había conseguido”.
d3 d5: el sacrificio
Llegar a donde ha llegado Milagros no ha sido fácil. Desde muy chica ha tenido que superar no sólo rivales, sino circunstancias de ese mundo exterior, que muchas veces escapa a las reglas del tablero. Es que hay hechos que inciden en un deportista y que escapan a sus movimientos.
“De chica me pasaba que era elegir entre un torneo u otro, o ir con lo justo y no gastar ni un centavo más por día porque no me alcanzaba. Me acuerdo de haber vuelto de Brasil en colectivo sin un peso y tirando con el cafecito del colectivo -acota-, o ir con mi hermano comprando una porción de torta y decir ‘con esto vamos hasta mañana’”.
La decisión de estudiar economía derivó de una serie de experiencias difíciles. “A Bolivia me había ido en época del cepo cambiario. De Tucumán nos fuimos en una trafic super ilegal, llegué a Tarija para jugar un torneo previo al Sudamericano. Ahí compré los pasajes a Cochabamba y me salieron mucho más caros y me quedé con la plata justa. Como en Tarija daban premios en efectivo me dije que tenía que ganar sí o sí. Tenía dinero para un agua y un paquete de galletas”.
La anécdota sigue: “No quería preocupar a mi mamá. Ella me había mandado más plata, no sé de donde la sacó pero la mandó directamente a la gente del Sudamericano, y también cobré en el torneo de Tarija. Con eso me relajé y fui más tranquila. Obvio que si te despreocupás de toda esa parte podés jugar mejor. Anécdotas así tengo miles. Por eso estudio economía, para entender cómo funciona, no quería pasar cosas así por desconocimiento”, explica.
“Estoy emancipada desde los 14 y lo hicieron porque cada vez que quería viajar tenía que pagar escribano. El primer viaje completamente sola fue cuando tenía 14, a Lima por un Panamericano. Era chica, muy tímida. Si bien uno aprende y se hace más suelto, era mejor ir acompañada. Son cosas que no te condicionan a jugar bien o mal, de hecho gané ese Panamericano Blitz en Lima, pero si te sacás las preocupaciones de encima podés concentrarte en el torneo y el ajedrez sale mucho más fácil. Ese año me fue superbién, gané el Panamericano, el Argentino, el Sudamericano, tenía 14 y viajaba sola por todos lados”.
Cbd2 Cf6: la actualidad
“Ahora estoy en el puesto 12 del ranking nacional, pero en el último Nacional que se hizo salí tercera. No me había ido mal. Ahora no hay torneos”, señala. “Sinceramente no me veo tercera (en el ranking). En la pandemia hay un montón de chicas muy jovencitas que han mejorado muchísimo, porque ellas estuvieron a full con el ajedrez y yo estuve estudiando. Pero sí me veo entre las 10”, afirma.
Y advierte: “No hay competencia oficial, así que me dedico a la facultad. Pero el año que viene, cuando vuelva, empezaré a entrenar a full para hacer una actuación destacada en el próximo Argentino”.
g3 Cc6: la experiencia
En pocos años, su experiencia la ha ido forjando. No sólo lo aprendido en el tablero, sino que impulsada por su pasión ha aprendido a tomar decisiones. Un aspecto (el técnico-táctico) ayuda a la otra (la vida cotidiana).
-¿Cuál es el momento más grato que tuviste en el ajedrez?
-Tengo muchos. El que más recuerdo fue cuando gané el Sudamericano Sub 18 en 2013. De ese torneo me acuerdo de las partidas, que en un momento venía con una ventajita con respecto a la segunda y no podía hacer tablas, que tenía que ganar cada partida sí o sí. Me senté y me dije: “a este torneo lo voy a ganar”. Estaba muy tranquila y contenta jugando, y cuando terminé fue todo muy lindo. Me acuerdo mucho de todas esas sensaciones.
-¿Y uno no tan agradable?
-De estos también tengo varios lamentablemente (risas). Me acuerdo de uno después de mi mejor año, en 2018. Había sumado como 70 puntos en el ranking, me felicitaron un montón de jugadores buenos de Argentina, era mi mejor momento. Fui al siguiente torneo y perdí por mucho. Quizá estaba ansiosa de que esos resultados siguieran y no fue así. Me fue muy mal, y pase de la felicidad extrema a decir que no sirvo para el ajedrez.
Y otro fue una invitación a un torneo en La Pampa, como jugadora invitada con gastos pagos. En segunda ronda enfrento a un maestro internacional, Leo Tristán, y quedo con una ventaja decisiva, una dama por torre. Es una ventaja grande. Cometo un error tonto en el apuro de tiempo y pierdo. No fue lo peor. A la siguiente partida me toca con una aficionada de La Pampa y pierdo en 10 jugadas, en la salida. Mal. No me pude despegar de la derrota anterior. Jugué pésimo y fue un desastre para mí. La peor partida siendo una jugadora considerada fuerte.
Un mes después fui a Neuquén, jugué con el campeón chileno de 2.500 puntos ELO y le gané. Hay mucho de psicológico.
Ag2: la referencia y los pilares
Como todo deportista de elite, Milagros tuvo referentes que le marcaron el norte en el ajedrez, y pilares que la ayudaron a sostenerse. Para ella, en el ajedrez, Claudia Amura está en el primer escalón.
“Admiro mucho a Claudia Amura. Me parece que fue una jugadora excepcional, en su mejor época era muy fuerte. Es muy buena persona y como difusora del ajedrez logro muchísimas cosas. Me hice fan de ella. La admiro como jugadora y persona. Uno como deportista tiene que ser una persona completa, no sólo por lo que demuestra en el tablero”, destaca.
En lo ajedrecístico, “uno de los que más he estado viendo últimamente es José Raúl Capablanca, el gran maestro cubano. Me gusta mucho su estilo de juego, y lo uso para dar clases. Te lo hace parecer simple el ajedrez. Karpov y Fisher me agradan mucho, pero me agarra por épocas. Karpov tiene una apertura que usé mucho. A todos les gusta Kasparov porque tiene un estilo muy vistoso, pero soy más de la parte estratégica, más posicional”.
Claro que, a la hora de mirar a quienes le sirvieron de sostén de su carrera, hay una persona excluyente. “Tengo que agradecer a un montón de gente, no quiero dejar afuera a nadie. Primero, mi madre, porque con todas las necesidades que teníamos se esforzó muchísimo; lo que se movió esa mujer para que jugara fue impresionante. El propio Gastón Moisset, la gente del sindicato Luz y Fuerza, soy producto del aporte de muchas personas. Pero mi mamá fue el motor. Me emociono cuando hablo de ella, porque es una mujer de mucha fuerza”, valora.
¿Qué es el ajedrez para vos, Mily? “Atraviesa toda mi vida, hago cualquier movimiento y el ajedrez está”. Así es. Aquella niña que viajó casi desamparada a los 14 años a un Panamericano en Lima a buscar su destino, es hoy una jugadora que cuando mira el tablero sólo ve la transparencia de un mundo de 32 piezas y millones de posibilidades, para moverse con la soltura de una Maestra.